¿Porque soy maestra?
Soy maestra de francés por accidente, todo tiene origen en mi época adolescente. Un buen día una amiga me dijo: “hablas francés, entonces eres maestra de francés” entonces me la creí, busqué mis diplomas y fui a la secundaria donde había estudiado a presentarme como maestra y a los tres meses firmé mi primera “propuesta”, un mes más tarde, firmé mi adscripción, de ahí, desde hace 20 años, mi producto intelectual ha sido entregado a la SEP.
Hablo francés desde los 7 años de edad y lo perfeccioné cuando empecé a dar clases de francés. No sabía lo que significaba “ser maestra” hasta que sentí una enorme responsabilidad cuando me encontraba frente a grupo.
Es decir, que la responsabilidad de preparar clase, de decir la verdad, de ir siempre más allá de lo que se espera, de estar abierto a las necesidades del otro y estar dispuesta a cambiar y modificar lo planeado por alguna situación imprevista, siempre y cuando se trate de lograr el objetivo, de motivar al otro.
En esta historia hay más de una anécdota feliz y otra que la empaña, ser maestra es frustrante al mil por ciento, renecesita valor y mucha estima propia para separar lo personal de lo profesional, es un acto de renuncia, puesto que somos impulsores y por lo tanto debemos mantenernos en el mismo estatus y la misma consigna en mente: “hacer que el otro sea mejor que yo” que luzca más que yo y que triunfe, en mi caso, debo esperar que mis alumnos me superen siempre y que viajen más que yo, que lean y brillen más que yo, que alcancen una mejor situación que la mía y sepan disfrutarla. ¿Esto es lo que llamaban las viejas generaciones normalistas el “apostolado”? ¿A esto se referían?
Para lograr lo anterior tengo que vivir más de una vida, debo ser exitosa en otros terrenos y saber proyectar mis logros y éxitos día con día en cada clase impartida. Sin dejar de lado el hecho de no hablar de mi, de no pensar en mi, antes, durante y después de las clases, pues lo que debe figurar en primer plano son ellos: los aprendientes.
En cada curso de capacitación o de actualización se habla solo de ellos, si aparece el profesor, es en función de ellos, parece que el eterno mensaje de renuncia se dirige a los docentes, además, este apostolado no está completo sin las contra indicaciones de las primeras indicaciones que se reciben al ultimo segundo, el papeleo absurdo y la inequidades, confusiones, caprichos, por supuesto bien intencionados, de quienes ostentan los puestos de mando en las instituciones educativas. Es decir, que un profesor frente a grupo debe lidiar consigo mismo, para enfrentar a todos y cada uno de los que forman la famosa “estructura” de gobierno que nos rige.
Finalmente, en una época me decía que realmente creía en la educación pública, que me gustaba contribuir con la formación de un mejor país desde lo mejor que tiene: sus jóvenes. En otros momentos de vida me dije que ser maestra era un buen pretexto para seguir aprendiendo y compartiendo, para poner aprueba mi intelecto, ahora, creo que soy maestra porque desde hace 20 años hago esto y existe una parte de mi que ya se convenció de ello, ser maestra es parte de mi “saber hacer” de mi “saber” en cuanto al “saber ser”, he tenido que trabajar mucho para que no traspase el terreno del aula ese saber ser maestra, para que no invada mi vida privada. Antes quería cambiar al mundo, ahora lucho porque el mundo no me cambie…
Ese “saber ser maestra” que me costó 20 años construir, casi se atraganta con mi persona, casi borra a la mujer que soy, en algún momento la atrapó y dictó sus reglas, ahora, ese rol, el de maestra, está en su lugar, junto con el resto.
Por todo lo anterior, mi respuesta es: soy Alicia, trabajo como maestra, estoy en paz con esto y me gusta la manera en la que me desempeño dentro del salón de clases.
Pense que jamas te encontraria Alicia. Soy Rodrigo, la ultima vez que te vi, fue en un concierto de la Maldita Vecindad, quizas hace 20 años. En facebook me encuentras como Ruy Loable Cid. Ojala me puedas contactar. Salutaciones. excelente dia.
ResponderEliminar